Cuando no logramos gestionar nuestras emociones sentimos fatiga y a veces ansiedad y depresión.

Por ejemplo, al intentar controlar en exceso el enfado o la tristeza habrás notado como se agota tu energía.

Ahora bien, ¿qué ocurre cuando intentamos controlar nuestras emociones repitiéndonos una y otra vez que no deberíamos sentir lo que sentimos?

¿Podemos elegir nuestros sentimientos?

Aunque pensar en positivo sea útil, los pensamientos positivos, el conocimiento… solo funcionan el 5% del tiempo, el 95% son los hábitos que tenemos adquiridos desde la niñez.

Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes.

Ayudan, pero no ves muchos resultados ¿verdad?