Si hace tiempo la Innovación era algo puntual y esporádico, en la actualidad las empresas se encuentran en un entorno cambiante y turbulento que hace necesario e imprescindible innovar de manera constante.
En este contexto es imprescindible un cambio de visión y cultura, que implique a todas y cada una de las capas de la empresa, para permitir crear una sistemática de generación de iniciativas innovadoras directamente conectadas con la estrategia de la organización.
Lo que permite innovar a las empresas es hacer que el conocimiento fluya, y contrastarlo metódicamente con otras ideas ofrecerá a las empresa la posibilidad de tener un continuo manantial de ideas innovadoras que derivan de la implantación de «rutinas creativas».
Al nacer la Innovación en el mismo ámbito de la organización le permitirá construir una identidad propia que inevitablemente la diferenciara de su competencia.
Las empresas que apuestan por la Innovación, deben ser conscientes de que se trata de un proceso que requiere algo más que buenas ideas de producto o tecnología, necesita tiempo y trabajo continúo.
No solo es creatividad, aunque esta sea una parte imprescindible, es ante todo acción y organización, es valor y coraje para alejarse de lo conocido, dejar de lado la óptica del juicio y comparación, es un cambio de mirada.
No es solo novedad y originalidad, a veces es hacer lo mismo de una forma diferente, es liberarse de la necesidad de acertar, generando nuevas e infinitas posibilidades.
Para exorcizar la complejidad y la incertidumbre que derivan de la nueva mirada innovadora, el secreto es compartirla en un proceso relacional en el que todos comparten conocimiento, que es el único valor que se multiplica cuando se comparte
Por todo esto, es imprescindible crear un sistema integral que nos permita generar innovación de forma continuada, que ofrezca respuestas a las múltiples necesidades y retos del mercado, aprendiendo nuevas metódicas por medio de las cuales la organización refuerce y no inhiba el comportamiento innovador.
